La voz de Rosa: Contando la Historia de Cerrejón

Rosa creció en Papayal, La Guajira, en una comunidad rural cercana a las operaciones de Glencore en Cerrejón, Colombia.

Es hija única de una madre soltera que se incorporó a Cerrejón cuando tenía 20 años y que trabajó en la vicepresidencia de mantenimiento de camiones de la empresa.

“He sido parte de esta empresa aún antes de nacer. Desde que estaba en el vientre de mi madre, ya formaba parte de esta gran familia. ¡Mi primer recuerdo es el sonido del autobús de Cerrejón que llevaba a mi madre al trabajo!”.

Rosa siempre ha sido una persona determinada. Por eso decidió estudiar mucho en la escuela y aprender inglés como segundo idioma.

“Ser hija de una madre soltera te convierte en una mujer segura de sí misma»”, explica. “Me animaron a ser tal y como soy, me enseñaron a trabajar duro y a valorar el tiempo en familia”.

Esta determinación y su compromiso con la educación le permitieron encontrar una carrera que le apasiona, dedicarse a la comunicación con las personas que trabajan en Cerrejón. Como especialista en comunicación interna, es responsable de las iniciativas de comunicación interna y de la gestión de la marca Cerrejón.

“Damos a conocer ciertos temas y contribuimos a que nuestros empleados estén informados sobre todo tipo de asuntos, como salud y seguridad, temas sociales y ambientales, y nuestras relaciones con las comunidades locales”, explica Rosa.

“Mi trabajo contribuye a mantener vivo el espíritu de Cerrejón en nuestra gente, recordándoles nuestros valores e identidad. Y eso es lo que nos une como organización”.

Cerrejón es una de las operaciones mineras a cielo abierto de exportación de carbón más grandes del mundo. Cuenta con más de 13.800 empleados y actualmente tiene seis tajos en operación.

“Justo ahora, el mundo necesita este recurso y, por eso, el trabajo que estamos haciendo contribuye al progreso de La Guajira y del resto del país, al proveer carbón térmico de forma responsable”, explica Rosa.

Una gran parte de su trabajo consiste en ayudar a la gente de La Guajira a apreciar el valor que aporta Cerrejón. Para ello, Rosa cree firmemente en el poder de la narrativa como una herramienta de comunicación.

“Compartir e intercambiar información nos enriquece como personas y nos ayuda a entenderos mejor”, explica.